domingo, 8 de marzo de 2015

"Yo te inventé"


Sofovich tenía casi terminado el libreto de su nueva obra "El champán las pone más trolas que nunca, reloaded". El título había sido modificado porque el anterior le había parecido un poco fuerte y quizá repercutiera negativamente en los ingresos económicos del espectáculo. Tinelli ya había puesto el ojo en un par de las bailarinas, las cuales aparecían con un sugerente traje de secretaria, compuesto por un par de lentes y un moño en el pelo. Listo el vestuario. Los actores de la obra harían un sinfín de chistes relacionados con las nalgas de las "actrices" (a Gerardo no le gustaba llamarlas así, no creía que ellas tuvieran capacidad histriónica más que para decir "Ay, doctor, no sé si me va a entrar ese supositorio tan grande" haciendo reír a carcajadas a los presentes en el teatro). Chistes de escotes no faltarían, aunque los escotes ya llegaran a mostrar la zona pélvica de las chicas. El final de la obra prometía algo moderno, lleno de magia y artísticamente revolucionario: desde el techo bajaría una gran piscina llena de barro, donde "actrices", bailarinas, productoras y mujeres del público (que hayan pagado el ticket especial extra en la boletería) lucharían en bikini. La ganadora se haría del premio mayor compuesto por un lavarropas y una aspiradora. Prometedor. Los hombres que quisieran podrían poner billetes en la ropa de las mujeres y si la cantidad de dinero era suculenta, podrían elegir una muchacha del staff para satisfacer cualquier necesidad, ya sea de índole sexual como doméstica. Se esperaba que la obra significara una gallina de los huevos de oro para el productor, ya que los actores cobrarían lo justo por su trabajo, mientras que las mujeres serían recompensadas con algo superior: trabajarían a su costado en un nuevo programa de televisión que estaba preparando, siendo las encargadas de sacar sobres, sostener carteles de auspiciantes y dejándose basurear en público por el gran Gerardo. "Un sueño para cualquier mujer que se digne de tal" había titulado una revista de chimentos con una foto de él sentado en una silla mientras que una rubia, una morocha y una pelirroja aparecían a su derecha, a su izquierda y saliendo de entre las piernas del canoso, respectivamente. Luego pasarían a la fama como "Las Ángeles de Sofovich" en otra idea magistral y creativa del "presidente del jurado". Iba a ser todo un gran éxito.
Desgraciadamente, este espectáculo quedó trunco por el repentino deceso del productor. Muchas mujeres lloraron frente a su cuerpo inerte. Para el velorio se tuvo en cuenta el último deseo de Gerardo y muchas secretarias bailaron en minifalda y sin ropa interior, mientras a todo volumen se escuchaba una grabación de la voz del fallecido que decía cosas como "Movete, estúpida", "No servís para nada", "Subite esa pollerita", "Entreverá esos sobres, idiota del orto" en un infinito loop misógino. Que en paz descanse.