martes, 13 de diciembre de 2011

CSI - Revenge

Horatio Caine era un joven estudiante en la Secundaria número 8, José Pedro Varela del condado de Miami Dade, Florida (pronúnciese como si fuera esdrújula, "Flórida"). Con excelentes calificaciones y sus rojos cabellos andaba por el patio del liceo como lo hacía de costumbre: escapando de los bullys que lo agarraban de gil a diario. Ni siquiera podía pasar desapercibido usando los oscuros lentes que su madre le había regalado. Los usaba para que no supieran para qué lado pensaba salir corriendo cuando le vinieran a hacer calzón chino. Es que su excelente escolaridad contrastaba con el trato que le daban sus compañeros, quienes se burlaban de él constantemente por ser pelirrojo. Si había algo que Horatio odiaba era la discriminación. Sabía que ningún color de pelo lo hacía menos persona que el resto de los alumnos, incluso los jugadores de football americano que eran motivos de suspiros de todas las porristas.
Estaba sentado en el campus cavilando cuando se le vino una manera de darle una lección a todos los malcriados que lo tenían de hijo. Pero sabía que tenía que seguir soportando humillaciones y algún que otro insulto periódico. Lo soportaría. Luchar contra la discriminación valía el esfuerzo.
Todos los días escuchaba cosas del estilo "Ya llegó el frasco de ketchup con lentes" o  "Vo, Caine, te está menstruando la cabeza". Esa discriminación lo hacía más fuerte. Lo motivaba a esforzarse todos los días para lograr su cometido de enseñarles que un rasgo físico no podía significar inferioridad, que el color de su pelo no lo hacía menos persona ni por eso merecía menos respeto.
Pasó el tiempo y continuó estudiando. Se recibió e ingresó como 
detective de homicidios en el departamento policíaco de Nueva york. Trabajó años pero nunca olvidó aquellas burlas, e incluso algún que otro compañero policía hacía referencia al rojo de su pelo, lo cual no le caía en gracia. La cara del capitán del equipo de su colegio aparecía ocasionalmente en pesadillas y  le hacía recordar las bromas que sufría. Ese día trabajaba el doble para poder llegar. Hasta que finalmente llegó el ascenso. Debido a su buen desempeño como analista forense y artificiero en Nueva York, le ofrecieron estar a cargo del laboratorio criminalista de Miami Dade. Lo aceptó y volvió a su ciudad de origen. El departamento de CSI era un paso más que importante para vengar los ataques discriminatorios que había sufrido durante la adolescencia. Con un grupo de excelentes profesionales consiguió estar en condiciones de ejecutar el plan.
El
 coreback del equipo aún seguía viviendo y era a la vez el mejor amigo del mariscal de campo y antiguo discriminador del pelo de Horatio.
Una noche, luego de un partido de los Miami Dolphins, ambos se dirigían a sus respectivas casas luego de ver el partido y tomar una cervezas en un bar de la ciudad, cuando el jefe de los CSI apareció frente a ellos. Los miró fijamente y saludó con cara de ojete. Ambos estallaron de alegría y lo saludaron mientras uno con el puño cerrado le raspaba la cabeza y el otro desabrochaba su pantalón para dejarlo en bolas en la calle. Sonrieron, hicieron chistes alusivos a su color de pelo y prometiéndose juntarse para hacerle una morta se despidieron y siguieron su camino. El teniente Caine sonrió de costado mientras se subía el calzoncillo.
Esa noche, ambos aparecieron muertos y quien se tuvo que hacer cargo del crimen no fue otro que el departamento de investigación de la escena del crimen  que dirigía Horatio. Obviamente nunca nadie se enteró que había sido él quien había cortado los frenos de la camioneta de su compañero y quien le había puesto cianuro a la cerveza del otro. Nunca nadie supo que eso había sido obra del mismísimo Horatio Caine, quien así vio vengada la discriminación sufrida. Sonrió. Y se quedó más tranquilo cuando inculpó de su crimen a un compañero de la clase. Lo sentenciaron a la silla eléctrica. No le importó porque nunca le habían caído bien los negros.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Dio dolor

Un conjuro milenario, pacto con el Príncipe de las Tinieblas, había traído del inframundo a uno de sus principales exponentes a poco más de un año de su pasaje al sufrimiento y dolor eterno a la derecha del propio Lucifer. La noche, testigo lúgubre del conjuro, presenciaba la vuelta de Ronnie James Dio. Entre llamaradas y gritos desgarradores la imagen surgió de entre las brasas eternas.
Dio dio unas vueltas (valga la redundancia) y vio en la televisión el nuevo comercial de Pepsi.
Se la rebanó y volvió llorando al Infierno.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Descubiertos

Era un 12 de octubre de 1492 cuando entre la brisa marina de salado aroma, aparecieron las carabelas en lontananza. Los nativos veían cumplir las profecías de sus dioses y deseaban con fervor que aquellos desconocidos trajeran espejitos de colores que después podrían cambiar por pasta base y pantallas LCD.  Hacía mucho tiempo que deseaban que los descubrieran porque hasta ahora no se conocían, es más, ellos mismos dudaban de su propia existencia. Todos miraron escondidos detrás de los árboles, y si no fue así, así fue que se contó. Como para dar una imagen de pelotudos a los indios nomás... Se decían cosas sin sentido, afirman los españoles que no sabían hablar y sólo hacían sonidos incomprensibles. Bien de indio subdesarrollado. Pero por suerte, ahí estaban ellos, para iluminar esa vida equivocada que traían los incivilizados. Dios, pestes, ropa, CUTCSA, armas, leonesa primavera, pasarían a formar parte del día a día, alejados de la barbarie. El desembarco fue triunfal. Colón eructó, se rascó la cabeza y preguntó dónde estaban. Todos los expedicionarios se miraron desconcertados.
Y Cristóbal dijo: "Ah yo para mí que son las Indias... Así que traé la bandera que le damo´ de punta y hacha. Allá una iglesia, al costado juntamos el oro que vamos a sacar, digo "especias" (mientras guiñaba un ojo). Y el queco...Sí, mejor arranquen con el queco que el viaje estuvo largo."
De ahí en más, historia conocida.

miércoles, 25 de mayo de 2011

CREER O REVENTAR


Osama no salía de su asombro. En realidad no entendía cómo el mundo aún seguía creyendo que lo habían logrado encontrar; y como si fuera poco, que lo hubieran hecho ver crecer el pasto desde abajo. Ojeaba la CNN (cadena que ya no miraba tanto desde que no veía a Jorge Gestoso en ella) y se reía viendo a miles de norteamericanos festejar su supuesta muerte. Le dio mucha gracia y optó por ir a buscar un periódico para ver qué decía y de paso comprar algo para comer porque le estaba picando el hambre. Salió por la puerta (tan tranquilo estaba que la tenía abierta de par en par) y sin cerrar fue al Al Majudtah (algo así como un Géant de Pakistán) de Abalujah Mahmedeta Agdestad Masufalleh, más conocido como el Turco.
El local tenía sus puertas abiertas desde hacía muchas horas y en él se encontraban decenas de personas que habían salido a conseguir víveres por si las fuerzas de Al Qaeda decidían saciar su sed de venganza por el asesinato de su líder, con los habitantes civiles del pueblo. Bin Laden no entendía cómo podía todo el mundo creer que ya no estuviese entre los mortales. Se rio y caminó hacia la fiambrería. Quiso conseguir doscientos de queso sanguchero cortado fino y cuarto de lionesa primavera, su favorita. El tumulto de gente no le permitió hacer contacto con la encargada de la sección, pero sí alcanzó divisar a alguien conocido en la cola de personas: Michael Jackson.
No llegó a tomar el número para que lo atendieran en la fiambrería y salió a paso ligero hacia donde se encontraba el rey del pop. Lo miró boquiabierto. Mantuvo el aliento. No podía creerlo. Él sabía lo seguro que era esa ciudad para escapar del acoso de la gente. Como un adolescente, le tocó el hombro al cantante y le dijo:
-                     Michael, no lo puedo creer. Tengo todos tus discos. Soy tu fan número uno. Pero decime una cosita, ¿vos no estabas muerto?
-                     Sabés que te iba a preguntar lo mismo cuando te vi entrando al supermercado – respondió Jackson mientras miraba con ojos cariñosos a un gurí de siete años que compraba un alfajor.
-                     ¡No! No me digas que vos también caíste en esa. Es una movida de prensa lo mío. Cosa de que no me jodan más y de paso le doy un golpecito de popularidad al negro. Y contame, lo tuyo a qué se debe – indagó Bin Laden.
-                     Y, viste cómo es… La guita se me fue y quedé con muchas cuentas. Me metí hasta las bolas en esto del cambio de color – contestó Michael mientras se bajaba los pantalones para mostrarles que efectivamente, hasta sus bolas eran blancas.
-                     Entiendo… -murmuró Osama mientras vichaba el tamaño del miembro viril del artista.
Como dos conocidos se quedaron hablando de varias cosas. Contaban la noche que Michael hizo explotar el Madison Square Garden y Bin Laden se jactó de haber hecho explotar otros edificios. De repente, ambos quedaron sorprendidos al ver entrar a un gordo con jopo, vestido con pantalones óxford y chaqueta de cuero. La duda se hizo presente: ¿sería un imitador o sería el verdadero?
Ambos caminaron lentamente, mientras examinaban a la distancia al recién llegado. A medida que se acercaban lo fueron corroborando: era el mismísimo Elvis Presley, en persona ¡y vivo! No lo podían creer y se hicieron presentes ante el mito del rock. Elvis también se sorprendió al verlos y dejó escapar un “¡carajo!” con la boca medio torcida. Es sabido que siempre se había dicho que en realidad Presley no había muerto, pero ahora lo tenían claro. Estaba vivo, tan vivo como ellos dos.
Empezaron a intercambiar experiencias, y comenzaron a reírse de lo ingenuo que había resultado el público mundial al creer tan fácilmente y sin mayores cuestionamientos las supuestas muertes de seres tan importantes. Todo era chiste, risa y alegría hasta que se sumó un cuarto integrante a la conversación. Con cara de quien da malas noticias, Bruce Willis los miró a los tres y les dijo: “Muchachos, tengo algo para contarles…”

sábado, 21 de mayo de 2011

Apocalypse Now

Claro, por no ser un grupo con poder y dinero (valga la redundancia) nadie le había hecho caso al grupo escapado del Vilardebó que gritaban que el fin del mundo llegaba. Mucho tenía que ver que lo alertaran vestidos con tutú fucsia, antenitas rayadas, una remera con la cara de Enrique Peña pintado de payaso y lentes de sol de niño con el muñeco de Hello Kitty en cada esquina de los plásticos verdes.
Pero el final de mundo se acercaba. Ya quedaban escasos minutos para que el apocalipsis terminara destruyendo lo poco que habían dejado en pie las pestes. Caos, fuego, gritos, dolor y muerte. Un Infierno en la Tierra.
Cómodamente sentado en un sillón reclinable, con una Coca light en la mano y un paquete de pop acaramelado en la otra, Dios contemplaba la situación devastadora en la que se encontraba su creación. El zapping universal lo había hecho perderse varios miles de millones de años de vida terrestre, lo que en realidad para Él no era mucho, casi casi como una levantada a echar un meíto al baño. Estar en otras frecuencias siderales le había hecho perder muchas cosas relevantes en la Tierra: la graciosa teoría de Darwin, el mito falso que decía que Él había tenido un hijo, los tsunamis, Martin Luther King y el Mono Mario. Pero es sabido que el cine de catástrofe, y más precisamente el apocalíptico es el favorito del Señor.
Mientras tanto, en nuestro planeta, el puñado de hombres y mujeres que hasta ahora sobrevivían, imploraban por morir también, llevadas agónicamente por el sufrimiento que les causaba las escenas trágicas que habían sufrido durante el fin de los tiempos.
Dios tomó un trago de su refresco, manoteó los últimos pops que le quedaban, escupió las pelotitas de pop sin cocinar que chocaban con sus dientes y se dijo "manos a la obra".
Puso una moneda en una máquina que había alrededor de la Tierra y con dos botones manejó un gancho que se movía hacia adelante y atrás, izquierda y derecha. Al apretar un botón, el gancho con forma de tenaza bajó y atrapó a un hombre que no entendía qué pasaba.Acto seguido, realizó lo mismo pero buscó una mujer. Los puso a ambos en su palma derecha, los acercó a su rostro y les preguntó en un idioma universal cuáles eran sus nombres.
- Tieska - respondió el hombre.
La mujer, que aún no salía de su asombro, le dijo - René.
Dios la miró con cara de asombro y acotó - ¡La pucha! Juraba que ese era un nombre de macho.
La mujer quiso explicarle que era un nombre unisex pero el Todopoderoso le cortó la perorata y con un tono grave y claro, con esa voz que caracteriza lo celestial les dijo:
- Dos cosas: primero, no me coman aquellas manzanas porque se quema todo. Y segundo, cagaron; ahora vos te llamás Adán y vos, Eva.

domingo, 27 de marzo de 2011

Soldado, ¡firrrrrme!

Con el tiempo uno se da cuenta que las cosas no se fueron dando tales como uno las imaginaba de chicos. Todos soñamos con tener nuestra banda de rock alternativa para andar drogándonos con una excusa, o salir en Nietos del Futuro para tocarle el culo a alguna pendeja alzada, o cruzarnos con Sánchez Padilla para gritarle que somos uno de los 2.999.992 que no soportamos Estadio Uno. Pero las cosas no son siempre color de rosa (ya sea amarilla, roja, blanca o beige) y empezamos a afrontar la realidad de sabernos unos simples juguetes de ese gurí caprichoso y mala leche que se hace llamar Universo. Algo así como una Elmyra sideral atormentando hasta el hartazgo a sus gatos o ratones de los cuales estaríamos oficiando nosotros mismos. Y así nos sentimos presos en un Universo de frustraciones y caídas continuas que nos cachetean a diario. Y más allá de eso, es parte de el crecer, de madurar, de... En fin, de un montón de cosas de las cuales Washington Abdala ya perdió conciencia.
Y es tanto así que parecería que la moto del Turco ni siquiera se fue, sino que es una de esas que usan en los circos, que dan vueltas dentro de una esfera de fierros. Bueno, esa esfera sería la capocha del otrora diputado y la moto ya se le hizo mierda. ¿Y a qué se debe? A lo que hablábamos hace un rato, a no afrontar que no todo se da como uno quiere. Y sí, años lucrando con el Partido Colorado (me estoy tocando el testículo izquierdo mientras lo escribo con la derecha) era cuestión de tiempo en caer que lo de la política no era parte de lo que las Moiras le destinarían para el resto de la existencia. 
Y cual adolescente que rechaza lo que le toca en suerte, decidió abrirse nuevos campos en el ámbito del espectáculo. Su léxico se inundó de "vo", "loco" y frases pseudo-juveniles. El Stand Up emergente se presentó como una suerte de salida laboral. El café concert lo sedujo para ser su príncipe (al menos mientras siga vivo Perciavalle). Y así lo encontramos, como un ex-soldado combatiente y desquiciado, que perdió la cordura luego de tantas batallas. Y celebro por el cambio. Todos sabemos que el arte de la actuación radica en hacer legal la mentira, creérnosla y dar nuestro ok ante la farsa. Teniendo en cuenta que nos mintió siempre desde su puestito en la política pero sin nuestro consentimiento, pasar a hacer un decadente showman en medio de un farándula patética como es la uruguaya, es algo muy reconfortante. Y ojalá que le consiga laburo a García Pintos, porque ese con tiempo libre sí que es peligroso. Soldado, descanse.

jueves, 24 de febrero de 2011

Calentamiento global



Hacía años de la última misión de los Planetarios. La última discusión entre ellos se había salido de control cuando Ma-Ti le dijo a Kwame que el mundial nunca se iba  a hacer en Sudáfrica y este último le contestó  “andá a hacerte dar, sudaca del orto”. Después de eso las cosas no fueron iguales nunca más y las aguas quedaron divididas. Bueno, no solo las Aguas, sino también el Viento, la Tierra, el Fuego y el Corazón. Así cada uno de los defensores del Planeta arrancó para sus pagos. 
Gi se fue arriba de una ballena hasta la costa de Japón.  Luego de eso fue detenida por las autoridades porque se descubrió que usaba sus poderes para volver estúpidos a los delfines (valga la redundancia) y vendérselos a Mundo Marino para que hagan trucos amorales como cambiar lamparitas y arreglar los asientos. Uno de ellos era quien atendía el local de souvenirs. Finalmente la dejaron salir por buena conducta y por una módica suma de dinero que consiguió gracias a su abogado, una morsa con bigote falso y un portafolio lo que hacía que nadie desconfiara de su origen acuático.
Por su parte, Wheeler había vuelto a Norteamérica. Pero no a EE.UU. como todos podríamos suponer. Se fue a vivir a México, donde instaló un local de comida picante con un amigo que había conocido durante sus viajes de rescate. Claro, se ahorraba pila de guita ya que en el local de comida no pagaba gas, ni leña, ni nada relativo a la creación y conservación del fuego. La macana fue que tiempo después, en un momento de descontrol sexual provocó fuego dentro del local. Sí, para ese entonces ya había asumido su homosexualidad y le había confesado su amor  al socio mexicano. Perdió todo lo que había conseguido y tuvo que ponerse a laburar en nuevas empresas. La que le daba más rédito era venir una vez por año a Uruguay y tirar fuegos artificiales desde una playa montevideana. La multinacional de refrescos no pagaba tanto pero le daba como para comprar la comida diaria. La conseguía cruda, cocinarla nunca fue inconveniente.
Linka volvió la Unión Soviética… Las cosas ya no eran como antes. Ni siquiera el nombre seguía siendo el mismo. Esto le provocó grandes conflictos. Dicen las malas lenguas que eso fue lo que hizo que la encerraran en un manicomio de Chelíabinsk. Desde ahí y a causa de la ira y frustración acerca de sus derribadas ideas comunistas comenzó a lanzar puteadas al viento. Ojo, cuando hablo de “puteadas al viento” me refiero a fenómenos que luego recibieron nombres de personas (Katrina fue un berrinche que se le fue de las manos cuando se cruzó con una tormenta tropical). A ella le debemos expresiones tales como “se ven venir malos vientos” o “entra un chijete de la masita”.
El africano Kwane, luego del entredicho volvió a su tierra de origen y se puso en campaña para lograr taparle la boca a su ex compañero de aventuras. Tanto así que movió sus contactos en la FIFA. Dicen que Blatter tuvo que ceder cuando el otrora planetario le dijo que si no quería que su modesta mansión de unos cuantos millones de euros en Suiza sucumbiera ante los movimientos sísmicos debería activar los trámites para realizar el mundial de 2010 en su continente. Déjenme reír de los ingenuos que creen que Mandela tuvo algo que ver. Inocentes…
Y por último, Ma-Ti se instaló en un pueblito de Canelones, alejado de la ciudad. Cuando se enteró que Kwane se había salido con la suya se chupó bastante. Tanto así que prometió vengarse. Y tan mal no le fue. Desde ahí usó su poder del Corazón. Agarró a un joven y prometedor talento deportivo que pecaba de ególatra, falso y engreído: es decir, un sorete. Lo volvió un tipo gentil, humilde y con gran sinceridad. Después de esto Lugano llegó a ser capitán de la selección uruguaya, la cual en el mundial le rompió la cola a la sudafricana en la que tanto había invertido energías el africano. “Bafana, bafana y la puta que te parió” se escuchó desde la tribuna donde se encontraba la hinchada celeste del Loftus Versfeld Stadium. Kwane miró para otro lado resignado, mientras que Mandela levantó el dedo mayor de su mano derecha y gritó “fuck you, indiecito”.

viernes, 18 de febrero de 2011

Las comparaciones no siempre son odiosas

Porque cuando digo lo que siento por vos no me alcanza con dos palabras, me veo en la necesidad de establecer algunos símiles que den cuenta sobre lo que verdaderamente hago referencia. A saber:
  • Te deseo como Alf, a Suertudo, para comerte aunque sea en una forma nada gastronómica
  • Me encantás como los milicos, a García Pintos.
  • Te necesito como Ventura, a los mensajes de texto de sus contactos durante el programa.
  • Me enloquecés como su forma de ser, a Los Auténticos Decadentes.
  • Te adoro como los Peirano, a Gonzalo Fernández.
  • Me alucinás como la noche, a Trotsky Vengarán.
  • Te pienso como Movistar, en nuevas formas de cagarte con el contrato.
  • Me gustás como a Vilar, mostrar gente descuartizada.
  • Te sueño como MTV, con la independización de las empresas discográficas.
  • Me excitás como la parte de lencería de la revista Nuvó, a un gurí de trece años.
  • Te extraño como el "Pato" Sosa, encajar patadas en el pecho.
  • Me hacés falta como el talento, a Zulma Lobato.
  • Te amo como Freddie Mercury still loves us.

jueves, 10 de febrero de 2011

Cuestión de honor

Me siento un Indiana Jones citadino en busca de ese objeto único y preciado. Y debería estar hablando de alguna reliquia milenaria, o el Santo Grial, o algo por el estilo. Pero no, hablo de una melódica. Para los que no tienen claro qué es este objeto, les digo que es como un teclado de dos o tres octavas, el cual se toca soplando por una boquilla. Nada del otro mundo. Para que se ubiquen en el sonido, es lo que toca el "Enano" de la Vela Puerca y que se escucha varias veces en Mi Semilla
Lo explico porque no todo el mundo sabe el nombre. Es más, en mi primera consulta tuve que decir "el pianito ese que se sopla por una manguera" mientras que con mis manos simulaba tocarlo. La cara del vendedor fue de "qué imbécil" y me aclaró cuál era el nombre de dicho instrumento musical. Sí, medio vergonzoso; pero más vergüenza debería darles a los vendedores que me preguntaron "¿Lo qué? ¿Qué es eso? Ahhh el pianito ese que se sopla por una manguera" mientras que con sus manos simulaban tocarlo. Igual no pedí el libro de quejas, al fin y al cabo era una simple melódica que iba a poder encontrar en cualquier lado. Y en busca de ella me recorrí varias casas de instrumentos musicales. Las primeras respuestas fueron "se nos acabaron", "se acaban de llevar la última" o palabras de esa índole. Ya a lo último fueron tajantes: "No tenemos", "No vendemos"... Digamos, no estaba en El Palacio de la Música pidiendo un capuccino con moka, ni dos metros de satín rosa en Todomúsica. ¡Era una melódica! Es como que vaya a Cattivelli y no me vendan chorizos, o que escuche a Petinatti y no sepa qué va a pasar en la mano, o que vaya a ver a Peñarol y que no termine puteando y/o con los huevos en la garganta.
Y sigo en su búsqueda. No porque sea un músico que la necesita para dar vuelo a su mágica y frondosa creatividad. No. Simplemente porque quiero hacer la partecita que hace el "Enano" en Mi Semilla y porque  tocaron mi orgullo. Es decir, ya se volvió una cuestión de honor. 

martes, 8 de febrero de 2011

Presentación (si es que se merece alguna)

Desocupado lector, acá me ando, innovando en algo que ya está pasado de moda. O al menos que existe desde hace mucho tiempo y que difícilmente alguien pueda tomar como nuevo. Pero al menos llegué... tarde pero llegué. Soy a los bloggers lo que Gorzy a los maratonistas. Cuando el keniata ya llegó a su casa, se dio un bañito y preparó el mate, Sergio aún está por llegar. Aclaración: cuando digo "su casa" me refiero a la casa que tiene en Kenia.
Y en realidad es un impulso que me acaba de dar, y que no sé cuánto más me puede llegar a durar, ya que creo haber dejado en el olvido un par de proyectos parecidos a los cuales mi falta de constancia me ha obligado a abandonar. De seguro mi falta de constancia tenga más constancia que yo, por eso logra lo que se propone (entre otras cosas, que yo abandone los proyectos a los cuales hice referencia).
No soy un escritor prolífero... bueno, no soy un escritor (punto). Pero a veces escribo, no tanto más que la persona que hace la listita para el almacén o el adolescente que se escribe sms con su dragoncita de turno. Para ser realista escribo mucho menos que los jóvenes con sus celulares. Pero al menos evito usar cosas como "q", "xq", "tb", etc. en mis creaciones con cierta pretensión estética. Y que suelen quedar en eso, creaciones con mucha forma y muy poco contenido. Si no fíjense, hace unos cuantos renglones que escribo y la verdad que no he dicho nada relevante. Pero evité escribir cual si fuera un adolescente, ¿o no? No esperemos mucho más que esto.
Al menos intentaré pelearle a mi falta de constancia como Gorzy pelea a Julio Ríos o el keniata pelea con león para que no se lo coma. Es difícil, pero quizá pueda ganarle. Y si alguien se acerca a mi blog en algún momento sepa que no es mucho más que esto lo que puede llegar a encontrar. Después de todo se supone que este trailer lingüístico debería motivarlos a ver la película que serían el resto de los (potencialmente hablando) textos que cree. Y bueno, son los que hay. Después de todo, no soy Cervantes, pero ustedes tampoco han leído "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha". ¿Vieron? No sabían ni que el título fuera tan largo. Así que no me exijan tanto a mí. 
Aclarado esto los invito a deleitarse con El Heraldo de El NarPi, una creación propia o si les gusta más "la propia creación".