sábado, 13 de septiembre de 2014

DOBLE URUGUAYO

 

La cortina musical (el fragmento de una canción de Joaquín Sabina que le daba título al programa) finalizaba y el logo se desvanecía para darle entrada a las imágenes del último videoclip grabado por el joven artista. La conductora, parada frente a la cámara agradeció al público por acompañarla una vez más y presentó el tema del programa de la fecha:
-Dobles de riesgo. ¿Un trabajo fácil o un trabajo difícil? ¿El Cielo o el Infierno? Para contestar estas preguntas nos acompaña Shonhatahns Fernández, que es, ni más ni menos, el doble de riesgo de Justin Bieber. Bienvenido.
La tribuna de gente que nadie conoce comenzó a aplaudir.
- No, gracias a vos Victoria y a toda la producción amiga que me invitó a venir acá, firme - contestó el entrevistado, con una voz nasal y pronunciando débilmente las últimas “s” de cada palabra.
El panel de mediáticos lo miraba con sorpresa. El parecido físico era impresionante. Cabe destacar que no pasaba lo mismo con la ropa que vestía.
- Shonhatahns, vivís en el Cerro. Sos hincha de Cerro supongo…
- Ah, pero, ¿no te dice nada que tenga puesta esta camiseta roja y verde? Dice “Rampla” – la corrigió el entrevistado.
- Jeje perdón, es que de fútbol yo no sé nada. Dejémoslo de lado y vayamos a lo que la gente le interesa. Justin Bieber, según lo que dice en Wikipedia, nació en Ontario, Canadá. Decime, ¿se te complicó mucho para aprender a hablar canadiense?
- Mirá, Victoria, en Canadá se habla inglés, y en algunas partes, francés. Igual, más allá de eso, yo no tengo que hablar. Me usan para presentaciones en las que no canto. A mí me llaman cuando me necesitan para distraer la atención. O si hay que sacar fotos y Justin está dado vuelta de merca. Pero en realidad yo no hablo. Aparte no me sé las canciones. Si me buscás la música en el celular vas a encontrar al Denis Elías, ese es mi ídolo. Igual, no está muy salado mi laburo, ¿sacás?
La entrevista se desarrolló de forma amena, y esa vez, la conductora del programa se mandó menos de una decena de burradas (un número muy por debajo de su promedio). Llegando al final, una de las últimas preguntas generó algo que no tenían pensado los genios que preparaban los temas a tratar en el programa.
- Y ahora, ¿estás de licencia o algo por el estilo? - indagó la antes conductora de programas de verano.
- No, ¡qué voy a estar! Hoy entré al estudio porque justo el Justin está haciendo unas fotos en el estudio de al lado…
La cara de todos demostró desconcierto. Detrás de cámara, el productor se agarraba la cabeza y el asistente de dirección mandaba el corte de forma urgente.
Minutos después, en la puerta del canal, centenares de jovencitas (y no tanto) acompañadas de adultos con cara de “lo hago por ella” gritaban el nombre de su ídolo, mostrando carteles con corazones y la foto de Justin Bieber. Mientras tanto, en el estudio donde se desarrollaba el programa, buscaban la forma de cerrar la emisión para darle paso a un notero que se encontraba en las afueras del canal.
- Bueno, en un programa atípico, vamos a despedirnos de nuestro invitado, porque se viene una cobertura especial de la visita de Justin Bieber a Montevideo. Shonhatahns, te agradecemos la visita y la disposición, a pesar de la cagada que te mandaste.
- No, Victoria. El placer es mío y a las órdenes para lo que necesites vos o los tuyos - comentó el invitado.

Mientras Karen daba los números de la votación (la cual arrojaba que un dos por ciento había votado por la opción A, que decía que ser doble de riesgo era tarea sencilla, mientras que el noventa y ocho restante decía que el problema de la inseguridad era causa de los menores infractores, que había que aprobar la pena de muerte y que había que rever el tema de la igualdad de género que tanto mal le hacía al país) por la puerta del fondo del canal, luego de terminar la sesión de fotos, Justin Bieber salía escoltado por varios guardaespaldas. Las muchachitas que se habían dado cuenta de la jugada corrían llorando, tratando de tocar, besar, o arañar a su cantante pop preferido. El artista, con una sonrisa preciosa, su pelo milimétricamente peinado, lentes oscuros y una musculosa blanca, se subió a una camioneta con vidrios polarizados, la cual arrancó lentamente, pero sin detenerse.
Por la puerta principal, Shonhatahns salía solitariamente, cargando una mochila algo rota, mientras revisaba su celular. Saludó al portero del canal con un gesto amistoso y se subió a un auto que lo esperaba en la esquina.
Ya para ese entonces, a varias cuadras de distancia, en la camioneta de vidrios polarizados, uno de los encargados de la seguridad le comentaba al muchacho que todo había salido tal cual el plan, que el verdadero Justin ya se había subido al auto y que estaba yendo para el hotel. En la radio del vehículo comenzó a sonar una plena de Denías Elías. Era todo alegría.

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